“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

lunes, 25 de febrero de 2013

Diecinueve años, diecinueve motivos para ser feliz

Diecinueve años ya, quién me lo iba a decir. Pues sí, mañana, 26 de febrero, cumplo diecinueve años, y tengo la sensación de que el tiempo pasa demasiado rápido. O eso, o que me estoy haciendo mayor jajaja

A veces no nos damos cuenta de la importancia de cumplir años. Hace nada y menos era una cría de nueve añitos que jugaba en el parque y le pintaba el pelo a sus Barbies, y ahora voy a la Universidad y todo... La vida hay que vivirla, exprimirla, saborearla a cada instante, preocuparse más por el presente que por el pasado y el futuro. Hay que reír, salir con los amigos, estar con la familia, llorar cuando se es necesario, hacer esas cosas que tanto nos apetecen pero que siempre dejamos atrás, decir lo que sentimos, gritarlo a los cuatro vientos... Hay que hacer pequeñas locuras, y dar abrazos o decir 'te quiero' sin venir a cuento a la gente que nos importa, hacer todo lo posible por conseguir lo que queremos, y no guardar rencor a quienes un día entorpecieron nuestro camino o nos hicieron daño, porque también nos hicieron más fuertes.

Si de algo me arrepiento realmente es de no haber aprendido antes esta lección, porque me hubiese ahorrado muchos quebraderos de cabeza. Sin embargo, cada día que pasa estoy más convencida de que muchas veces las cosas pasan cuando tienen que pasar, y si estoy experimentando un cambio importante en mi vida en este momento, es por algo.

Así que nada, os invito a tarta, a cava y a lo que queráis, que hoy es mi día y estoy contenta. Tomate y Pimiento, cuidado con poner el Cumpleaños Feliz de Parchís demasiado alto, ¡que luego se nos quejan los vecinos! Gracias a todos, todos, por estar ahí. El mejor regalo es, precisamente, poder cumplir años y compartirlo con la gente que quieres. Y eso, no lo cambio por nada.

¡Un abrazo!

Mar

viernes, 22 de febrero de 2013

Tu momento

Hasta hace más o menos un año, cuando las cosas no me iban demasiado bien, solía escribir sobre lo triste que me sentía. Que si todos los días son iguales, que si estoy cansada de todo, que si ojalá que todo cambie cuanto antes. Me lamentaba continuamente. De hecho, escribir mis penas era una de las pocas cosas que realmente me aliviaban. Y  pensando en esto he llegado a la conclusión de por qué no reflexionar sobre cómo me va a ahora, sí, ahora. Justo en este momento de mi vida en el que creo que las cosas van mejor.

De las malas experiencias aprendes a valorar lo bueno de la vida, eso está claro. Empezar la Universidad ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en mucho tiempo: conocer gente nueva, más libertad en el estudio, nuevas responsabilidades y un entorno en el que me siento mejor, más comprendida y valorada. Cuando lo estás pasando realmente mal piensas que tu mala suerte no se acabará jamás. Te das cuenta de que los días pasan uno tras otro, fugaces, sin pena ni gloria. Esperas a que suceda algo nuevo, algo extraordinario que cambie tu vida radicalmente. Y aún cuando el poder de cambiar tu situación personal también está en tu mano, no es menos cierto que en ocasiones son las circunstancias las que nos plantean ciertas dificultades, las que nos impiden alcanzar lo que más deseamos; en definitiva, ser felices.

A mí no me hace falta demasiado para ser feliz, porque creo que ahora sí sé valorar lo que tengo. Se pasa muy mal cuando crees que tu situación no va a cambiar nunca, cuando te sientes sola, perdida. Pero ahora sé que el cambio es posible, que ahí fuera hay gente con la que puedo contar, gente que verdaderamente se interesa por lo que digo, que me comprende y me apoya. Y eso... eso es un tesoro. No sé, por primera vez en mucho tiempo quiero ser totalmente sincera en este blog, aún a riesgo de delatarme a mí misma. He sufrido durante muchos años la incomprensión de ese alumnado prepotente y cruel que se siente con derecho de insultar, menospreciar y humillar al más débil, a aquél que pese a sus difíciles circunstancias personales se levanta cada mañana con el único objetivo de estudiar y hacer las cosas de la mejor manera posible. Yo tenía doce, trece, catorce años... pero tenía obligaciones que no se correspondían con mi edad. Yo no podía salir un viernes con mis amigas a tomar algo, porque no tenía dinero. No podía irme de viaje durante las vacaciones, ni me compraba ropa nueva, y tuve que dejar las clases de Inglés porque era imposible seguir pagándolas. Yo no tenía móviles de última generación, ni cámaras de fotos, ni me reía de la vida como lo hacían el resto de niñas de mi edad. Yo pasaba los veranos enteros en Almería, donde siempre, y tenía un par de jerséys y dos vaqueros. Sustituí la Oxford Indálica por las obligadas clases de Matemáticas, y me encerraba en mi cuarto a estudiar porque sabía que mis padres no podrían asegurarme un futuro. Y, sobre todo, tenía que enfrentarme cada día a una manada de impresentables que me amargaban la existencia continuamente.

Por suerte todo eso ha quedado atrás, y yo prefiero quedarme con los escasos buenos momentos de esos años. Ahora estudio Filología Inglesa, sí tengo amigos de verdad con los que poder contar y mi situación personal ha cambiado radicalmente. ¿Por qué cuento todo esto? Porque si hace unos años, cuando me encontraba tan perdida, hubiese leído el testimonio de alguien que hubiese pasado por una experiencia similar tal vez me hubiera sentido mejor; tal vez hubiera conservado la esperanza y mi camino no hubiera sido tan espinoso. Por eso quiero contarlo, proclamarlo desde este espacio. El acoso escolar tiene muchas caras; a veces los insultos y las palabras hirientes hacen más daño que una patada o un empujón, porque minan a diario tu voluntad y te hacen más débil. A mí nunca me levantaron la mano, pero me tenían moralmente hundida, de eso estoy segura. Yo busqué ayuda en mis profesores, pero ninguno fue capaz de implantar un castigo o cualquier otra medida lo suficientemente efectiva como para cortar el problema de raíz. 

Por eso, si tú lo estás pasando mal, si estás en una situación similar y no sabes qué hacer, busca ayuda y TEN ESPERANZA. Quizás ahora mismo pienses que nadie puede ayudarte y que tu problema puede durar eternamente. Quizás incluso llegues a creerte de alguna manera las cosas tan horribles que te dicen, pero no les hagas caso, NO LES CREAS, porque eres más fuerte que todos ellos. Yo sé que es posible salir adelante, superar los miedos del pasado y ser feliz. Así que ten por seguro que tarde o temprano tú también lo serás, porque te lo mereces. Te doy mi palabra.

Y si este testimonio no fuera suficiente para hacerte sentir un poco mejor, para inyectar un poco de esperanza en tí, te dejo este maravilloso artículo de Arturo Pérez-Reverte que me ayudó en mis momentos más difíciles. Seguro que a tí también te ayudará. Cito el primer párrafo, que me parece especialmente significativo:

"Todo el mérito es tuyo; tienes mi palabra de honor. Quizá el botín de tan larga campaña -y lo que te queda todavía- no sea lo dorado y brillante que uno espera cuando la inicia, a los doce o trece años, con los ojos fascinados de quien se dispone a la aventura. Pero es un botín, es tuyo, es lo que hay, y es, te lo aseguro, mucho más de lo que la mayor parte de quienes te rodean obtendrán en su miserable y satisfecha vida. Tú has abordado naves más allá de Orión, recuerda. Tienes la mirada de los cien metros, esa que siempre te hará diferente hasta el final. Fuiste, vas, irás, esos cien metros más lejos que los otros; y durante la carrera, hasta que suene el disparo que le ponga fin, habrás sido tú y habrás sido libre, en vez de quedarte de rodillas, cómoda y estúpida, aguardando".

Quizás mi historia es sólo una más de las muchas que desgraciadamente existen, pero ahora que estoy más tranquila me ha parecido necesario contarla, porque es importante que se sepa que muchos chicos y chicas pasan y han pasado por esto.

La vida puede ser muy injusta, pero también muy bonita. Tu momento llegará.

Mil besos.

Mar


domingo, 17 de febrero de 2013

De vuelta tras los exámenes + Premio Cojonudo

Pues sí, he sobrevivido a los exámenes del primer cuatrimestre. Han sido días -¿cómo definirlos?- agotadores, pero aquí estoy de nuevo, sufriendo los lógicos efectos secundarios que estas semanas de estudio intensivo y enclaustramiento monacal me han producido. Ha sido duro, sí, pero ahora he de mirar al presente con la entereza que me ha proporcionado esta dura lucha diaria contra el papel en blanco.

¡Oh, ansiada libertad...!
¡Pero mira que me gusta ser exagerada! Síiiiii, he sobrevivido, pero no ha sido para tanto. Tengo que decir que en general estoy bastante contenta con estos primeros exámenes, pero todavía me quedan varias notas por saber. Así que ahora a descansar y a hacer toooodas esas cosas de las que me he privado durante este tiempo (inluido escribir aquí y leer vuestros blogs). Gracias a los que me habéis aguantado por las redes sociales y me habéis animado, porque os aseguro que después de un duro día de estudio se agradece, y mucho.

¿Que si he procrastinado? No sabéis cuánto y de qué manera, pero sólo espero que no me pase factura. No sabéis lo apasionante que puede llegar a ser una sombra en la pared cuando tus apuntes empiezan a cansarte demasiado. Pero bueno, igualmente creo que he aprovechado el tiempo, me lo he tomado con calma y he dejado atrás los agobios de tiempos pasados. Y qué queréis que os diga, ni de lejos ha sido la peor época de exámenes de mi vida, porque lo he enfrentado de otra manera y me he rodeado de gente que me ha transmitido buen rollo (descansos universitarios de dos horas en las que se pueden aprender muuuuchas cosas de la vida). 
 
 
Y entre esas personas y esas cosillas que me han hecho más ameno este periodo, está el Premio Cojonudo del blog Cartas a mi futuro yo, que me hizo mucha ilusión. Si es que a mí estos detalles me encantan, así que mil gracias y vamos a por ello!
 
Según he podido leer, los pasos a seguir son:

- Colocar en tu blog la imagen de la medalla "The Cojonudo´s Blog Award".
- Agradecérselo al blog-lega que te otorgó el premio.
- Premiar a cinco Blogs que creas que merecen la medalla.
- Contestar a un minitest con la enorme cuantía de cinco comprometedoras preguntas.
 
Y las preguntas son...
 
 ¿El libro más cojonudo que hayas leído?
Probablemente cualquiera de Manolito Gafotas. Y mira que me encanta leer, pero nunca una serie de libros me ha hecho leer tanto como esta. Ojo, no es sólo para niños; a día de hoy yo los sigo disfrutando tanto o más que antes.

¿La película más cojonuda que hayas visto?
Muchas, la verdad. Pero extrapolando la pregunta al aspecto cómico, hace poco ví 'Primos', una comedia, y me encantó. Hacía tiempo que una película no me transmitía tanto buen rollo y me hacía reir así.

¿La canción más cojonuda que hayas escuchado?

Difícil pregunta... pero creo que 'Sultans of Swing' de Dire Straits es un TEMAZO.

¿Lo más cojonudo que hayas hecho en tu vida?
Últimamente, empezar la Universidad. Ha sido un cambio a mejor, en todos los sentidos. Pero sé que lo mejor está por llegar, seguro.

Y por último, si tuvieras que reencarnarte en un animal (animal cojonudo, por supuesto) ¿cuál sería?
Pues sinceramente... creo que un perro, o un gato. O quizás un delfín. No lo sé. En cualquier caso, un animal libre, que no estuviera enjaulado e hiciera felices a los demás con su presencia.

Y ahora, llega el momento de los premios. A algunos ya os lo habrán dado, pero yo os lo vuelvo a dar (eso significa que sois doblemente cojonudos). And the winners are... chan chaaaaan...



Para los que la conocen sobran las explicaciones. Es, sencillamente, genial.


Porque no hay entrada de este par de dos que no me haga partirme de risa, por decirlo finamente.


Rober, mil gracias por los ánimos vía Twitter cuando me iba a poner a estudiar a las tantas de la mañana ;)


Obviamente ya ha sido premiado, pero yo le vuelvo a premiar porque es un chico fantástico, y espero que no cambie nunca.


Porque sí, porque me apetece, porque se lo merece, porque me gusta cómo piensa.


¡Hasta la próxima! (Que será dentro de muuuuy pronto).

viernes, 1 de febrero de 2013

El arte de la procrastinación (ejemplos prácticos)

Sabes que estás de exámenes...

...cuando te preparas café para mantenerte despierto.

...cuando te dedicas por completo al arte de la procrastinación en lugar de abrir los libros.

...cuando te quedas un VIERNES o SÁBADO por la tarde/noche estudiando en casa.

...cuando hace un sol de justicia en la calle y no puedes salir.

...cuando mirar compulsivamente Twitter o Facebook se convierte en tu actividad favorita.

...cuando te haces un sadwich para cenar y te lo comes mientras haces un trabajo.

...cuando la fecha del último examen te parece demasiado lejana.

...cuando tus padres y vecinos hacen todo lo posible por perjudicar tu salud auditiva.

...cuando acabas con las existencias de rotuladores fluorescentes que tenías en casa.

...cuando la gente te pide continuamente que les escanees apuntes que no tienen.

...cuando ir a la cocina a por un vaso de agua se puede convertir en un paseo apasionante.

...cuando saltas como un resorte para descolgar el teléfono al primer aviso de llamada con tal de dejar de estudiar.

...cuando la gente pone en sus estados 'agobiado de estudiar pffff'' o 'vamos a estudiar un poquito'.

...cuando decides dejarlo todo y convertirte en una SETA.

...cuando tienes sueño a todas horas, ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche...

...cuando esos videos de Youtube, esos libros y esas peliculas a los que nunca les has hecho caso se vuelven tremendamente atractivos.

...cuando no tienes tiempo para hacer muchas de las cosas que te gustaría hacer.

...cuando pierdes el tiempo quejándote de todas las cosas que tienes que hacer en lugar de hacerlas.

...cuando escribes este tipo de entradas en el blog para tener la excusa de aparcar los apuntes por un rato.

Sí, estoy de exámenes. Y sí, estoy cansada. Pero volveré... no sé cuándo, pero lo haré. (Jajajaja seguro que mucho antes de lo que me imagino, conociéndome...) :-)