“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

domingo, 2 de junio de 2013

Mejor Manolo

No sé si os habré comentado alguna vez que soy una fan absoluta e indiscutible de Manolito Gafotas. Yo no sé si Elvira Lindo habrá hecho algún tipo de experimento para conocer tan extremadamente bien la mente infantil, pero lo ha clavado en todos y cada uno de sus libros. Recuerdo que el primer ejemplar que me regalaron fue "¡Cómo Molo!". Tendría yo unos nueve años, y se convirtió en mi lectura favorita. Lo leía a todas horas, una vez detrás de otra. Casi me lo sabía de memoria. Luego llegaron los demás ejemplares, uno tras otro, y terminé de volverme totalmente adicta a ese pequeño gran genio miope que contaba su propia vida con tanto desparpajo. ¿Y por qué me gustaban tanto sus historias? La respuesta es un topicazo, pero no hay otra:  porque me sentía muy identificada con ellas. Manolito narraba los verdaderos pensamientos de un niño de nueve años como nadie. Las cosas que a él le pasaban yo ya las había vivido con anterioridad, y creía que sólo me ocurrían a mí.

Hace unos diez años, se publicó el que todos creían que sería el último ejemplar de la colección. Sin embargo, en 2011 la autora decidió volver a las andadas y satisfacer a sus fans con "Mejor Manolo", el último título publicado. En este libro encontramos a un Manolito (ahora Manolo) de doce años, un poco más maduro y afianzado en su papel de hermano mayor. Manolo ahora tiene otras preocupaciones bastante más alejadas de esas que le mantuvieron en vilo durante su infancia. Por ejemplo, mientras descubre que todos los que están a su alrededor tienen una habilidad especial, él no sabe muy bien si destaca en algo o no.  Y, nuevamente, me he vuelto a sentir identificada con este niño, porque yo también me he hecho la misma pregunta miles de veces. Es más, tengo que reconocer que me emocioné un poquito leyendo este párrafo, porque es el merecido reconocimiento que este personaje recibe después de tantas y tantas venturas:

-Abuelo -le dije- y yo, ¿para qué sirvo?

Me miró y casi se echó a reír.

-Sí, abuelo, lo digo en serio, ¿yo para qué sirvo?

-¿Tú? Pues para ser el consuelo de mi vejez, ¿te parece poco?

-Eso no es servir para algo.

-Tienes razón, además, el día que yo falte tendrás que dedicarte a algo...

-Ay, abuelo, siempre con lo mismo. Di, para qué valgo. Mira el Imbécil lo que sabe de ordenadores, y mira Chirli... Todos le aplauden. Y hasta el Orejones, que siempre ha sido un inútil, ahora se cree alguien.

-¿Quieres que te diga de verdad para lo que sirves?

-Sí, pero de verdad, no en plan peloteo.

-Muy bien, te lo voy a decir de verdad. Hay niños a los que enseguida se les vé para dónde van a tirar. Tu hermano es un genio, eso lo sabemos, aunque sea un egoistón. Y tu hermana es una estrella, eso lo saben hasta los chinos de Rusia. Y el Orejones... no sé si servirá para algo pero si a los doce años lleva ese flequillo con tanto desparpajo seguro que va a saber buscarse la vida.

-Vale, pero.... ¿y yo?

-Pues luego hay niños que nadie sabe para lo que sirven...

-Eso es lo que me pasa a mí.

-Pero, ¿sabes por qué? Porque es muy difícil de explicar lo importantes que son.

-Eso es peloteo. Yo no soy importante.

-Lo eres. Quieras o no. Y todo el mundo te necesita en esta casa. Pero son cosas que nunca se dicen . Nadie va a decir nunca que la vida no sería igual sin este Manolito.


-Mejor Manolo, abuelo.

(...)

No sé si será verdad que soy un tío importante, pero cuando me acosté (...) de la emoción que tenía, no me podía dormir. ¿No te ha pasado nunca que te pones a pensar en que si tú desaparecieras todas las personas que conoces estarían peor de lo que están? Era un pensamiento tan fuerte que creí que me iba a estallar el cerebro.

Manolitolo me ha hecho reír miles de veces, y confieso que de vez en cuando releo sus libros una y otra vez, porque me devuelven una parte de mi infancia y porque me permiten introducirme por un ratito en su mundo, en sus pensamientos. Pero esta vez, este niño me ha  hecho plantearme cuál es el papel de cada quien en la vida.Yo creo que hay que tener en cuenta dos cosas:

1.- Nadie es imprescindible.
2.- Todos estamos en este mundo por algo, ya sea bueno o malo.

Gracias a Manolito (y a Elvira Lindo) por haberme permitido disfrutar de sus miles de aventuras durante todo este tiempo. Y, como afortunadamente, todo lo escrito permanece, espero poder seguir haciéndolo durante mucho tiempo, cada vez que abra uno de sus libros.

¡Un besazo!