“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

lunes, 29 de octubre de 2012

"Días no"

Definitivamente, hoy es uno de mis famosos "días no". ¿Y qué es un "día no"? Pues se trata de uno de esos días en los que la vagancia se apodera de tí de tal manera que contemplar el gotelé de la pared se convierte en un trabajo crítico de lo más interesante. En un "día no" el sofá se convierte en tu mejor amigo y las sillas de escritorio contienen una especie de repelente que te impide posar tu cuerpo sobre ellas. Dar vueltas por toda la casa, decir continuamente "ay Dios mío de mi vida" cada dos por tres y abrir y cerrar la nevera en milésimas de segundo se convierten en algunas de tus aficiones favoritas. Desgastas los botones de inicio de Facebook y Twitter de tanto presionarlos para comprobar, una vez más, que tus contactos no han subido nada nuevo en los últimos veinte segundos. En esos "días no", tu madre te mira pesarosa, inquieta, con gesto de reprobación. Te observa como quien observa a un delincuente, a un mamarracho de esos que salen en "Callejeros" y en "Informe Semanal" deambulando por las calles sin oficio ni beneficio. "¿Ya has terminado de estudiar?"- te pregunta con tonito, como para ir calentándote el cuerpo. Entonces, bebes agua por enésima vez (que otra cosa no, pero eliminar líquidos lo harás como el que más) y le respondes con un escueto "más o menos" que ella interpretará como un "no he hecho el huevo en toda la tarde". Coges los apuntes, los ojeas y suspiras. Haces un dibujo con el lápiz bicolor en el margen y vuelves a suspirar. Suena el teléfono y te avalanzas sobre él como si no hubiera mañana. Y de nuevo, la sombra de la culpa, esa culpa que sientes por no haber hecho nada en toda la tarde, te amenaza, y te sientes un poco mustia porque, alfín y al cabo, tienes que apechugar con lo que no has hecho.

Mi consejo: "días no" nos los encontraremos a montones a lo largo de nuestra vida. La cuestión está en darles un empujoncito y no hundirnos más en nuestras miserias, que no está la vida como para ir con esa actitud. Y en cuanto a los estudios... que el Señor nos pille confesados... Amén.