“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

martes, 19 de noviembre de 2013

La amistad

La amistad es algo que atraviesa el alma,es un sentimiento que no se te va. 

                         Las cosas que vives, Laura Pausini



La verdad es que hablo más bien poco por aquí de mi vida personal. No sé, no me inspira confianza eso de que todo lo que me pasa esté publicado en la red, al alcance de cualquiera. Por eso, cuando necesito contar algo que no se puede contar, lo escribo "en clave" o hago una historia, poema o similares que ejemplifiquen como me siento.

Pero hoy va a ser diferente. Hoy voy a ser un poco más explícita. Realmente no creo que a nadie le interese especialmente lo que me pase o me deje de pasar, pero creo que siempre es bueno hablar de tus experiencias personales por si puedes ayudar a alguien que se encuentre en una situación similar a la tuya.

De lo que quiero hablar es de la amistad. Bien. Yo nunca he tenido lo que se dice suerte con eso de los amigos. Siempre que he creído encontrar a lo que se suele llamar un "mejor amigo/a", finalmente me ha dado la espalda. Y así, uno detrás de otro. Me han ido traicionando, sin darme explicaciones. Otros se han ido sin más, sin un motivo exacto. Quizás por la distancia que supone el paso de los años, o vete tú a saber por qué. Lo que sí es cierto es que cuando yo considero a alguien mi AMIGO, así, con mayúsculas, me entrego en cuerpo y alma a esa persona. No lo puedo evitar, soy así. Le ofrezco mi tiempo si necesita que le escuche, le ofrezco apoyo si le falta, estoy ahí siempre que me necesite y le abro las puertas de mi casa. Puedo tener miiiiiles de defectos, pero como amiga (y aunque esté muy feo que lo diga yo misma) no se me pueden poner muchas pegas. Cometo errores, como todo el mundo. Soy humana. Pero lo que quiero decir es que lo doy todo, todo, por una amistad. Y muchas veces... no recibo casi nada.


Obviamente, cuando uno actúa con buenas intenciones y de forma desinteresada, da sin esperar algo a cambio. Pero es que yo sí que espero algo a cambio. Al menos eso que debería ser indispensable en cualquier relación (de amistad o de lo que sea) entre dos personas: respeto. Pero no siempre lo tienes. Puedes recibir desplantes, malas palabras, críticas... en fín, qué os voy a contar. Todos nos hemos sentido mal por culpa de un amigo que no era tal en algún momento de nuestras vidas.

Yo sé que soy más sensible que el osito de Mimosín bañado en miel, pero también tengo mi carácter. Lo mismo que lo doy todo cuando considero a una persona amiga mía, cuando esa persona me traiciona o me hace algún tipo de daño, tomo una decisión drástica. Y esa decisión consiste en cortar cualquier tipo de contacto con una persona. Sin gritos, ni peleas, ni malos rollos. Adiós, muy buenas. Ahí te quedas. La verdad es que después de varios años en los que he tenido que soportar situaciones que nadie debería soportar, he decidido que mientras que pueda evitar que una persona me haga sentir mal, lo voy a hacer. Es simple. Bueno, no es simple. Te rayas, y mucho. Al principio, te haces muchas preguntas. Te sientes mal, joder. Piensas que quizás eres tú la que tiene sus expectativas demasiado altas con respecto a la amistad, o que tal vez no estás considerando tus propios errores. O que quizás esa persona todavía merece la pena... Te aferras a algo que te haga sentir que todavía merece la pena seguir al lado de esa persona a la que un día llamaste "amigo". 

Y entonces, juegas a "la balanza". "La balanza" es un ejercicio que yo le recomendaría a todo aquel que tuviera que tomar una decisión. Si la balanza se inclina más por el lado negativo que por el positivo: hasta luego. Y si se equilibra, tómate un tiempo, y a ver qué pasa. 

Es una frase muy manida, pero es mejor estar solo que mal acompañado. De veras. Puedes tener tus momentos de soledad, de esos de autodestrucción en los que piensas "nadie me quiere, soy un ser humano despreciable (eso lo he robado de la peli de 'Enredados'), todos huyen de mí, bla, bla, bla..."

Pero entonces, párate a pensar, y mira a tu alrededor.

Observa a los que SÍ se quedaron a tu lado, a los que conocen lo peor de ti, a los que te han visto cabrearte, patalear, maldecir, contarles una y otra vez tus cosas, tener ataques de pavo, ponerte pesada y hasta borde, y han seguido a tu lado. Quizás son pocos, sí, pero ahí están. Y si te tienen que sonar los mocos (metafóricamente hablando, claro), te los suenan. Y se pueden cansar, como todo hijo de vecino, pero seguirán ahí. Esa gente es la que importa, y no los que se quedaron en el camino con excusas estúpidas. 

Nadie es perfecto, y todos podemos cometer errores con nuestros amigos, pero no tenemos por qué aguantar más de la cuenta. No tenemos que permitir que nadie nos haga sentir inferiores, ni que nos digan que somos idiotas simplemente por hacer algo que a ellos no les parece bien. Y si son ellos los que se marchan, pues, aunque en un principio duela... "a enemigo que huye, puente de plata". Si no les has dado motivos para irse, no tienes que arrepentirte de nada. Ya vendrán otros que sí sabrán valorarte.

A los amigos virtuales del blog y de otros lugares de la red, tengo que daos las gracias por mandarme siempre un mensajito para saber cómo estoy, a pesar de que por circunstancias de la vida os tenga abandonados durante ciertos periodos de tiempo. Os cuento mis movidas, me aconsejáis, me hacéis reir, y aunque esteis "mu lejos", os llevo en el corazón. Bueno, ahí no, que siempre está inquieto por algo. Os llevo en el alma. 

Un beso enorme.