“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

viernes, 29 de marzo de 2013

Lorena

 Parece que esta Semana Santa me ha dado por el rollito revival, porque no dejo de recordar anécdotas de tiempos pasados. Y claro, dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero yo no creo que sea así. Cada momento tiene su parte buena y mala, sus alegrías y sus penas. Hoy quiero recordar a una muchacha que me empezó a aficionar un poco a las Matemáticas a la vez que me hacía reír.

Todavía recuerdo muy bien la primera vez que la ví. Estábamos en octubre de 2004, y mi madre había decidido ponerle solución a mi enemistad con las Matemáticas, que desde ya os anticipo que se prolongó durante varios años más. Pero esa historia de amor-odio merece ser contada en un capítulo aparte.

Se llamaba Lorena. Era la hermana de una compañera de clase de la mejor amiga de mi madre, no os digo más. Tenía veintiún años y un novio que se llamaba Antonio y tocaba la guitarra. Estudiaba Magisterio Infantil y vivía en Los Molinos, una zona fuera de Almería capital. La muchacha solía venir en la moto de su novio o en autobús dos o tres tardes en semana para darme clases. Los pocos ahorros que tenía los reservaba para comprarle a Antonio un amplificador por su cumpleaños. Pero todas esas cosas yo no las sabía aquella tarde de otoño, cuando la esperaba con expresión aburrida, sentada en la mesa de la cocina de mi casa.

Era bastante alta, y su piel era más blanca que la leche. Tenía el pelo largo, moreno y liso. Su flequillo conseguía taparle unos ojos bien resguardados por unas gafas de pasta negra. Llevaba los pantalones de campana más grandes que he visto en toda mi vida, una camiseta de vivos colores y unas deportivas. Pero, sin lugar a dudas, lo que más me llamó la atención de ella fueron los dos aritos que colgaban alegremente de su nariz, cada uno a un lado. Mi madre, tan liberal y enrollada como es cuando quiere, no dijo nada, aunque no dejó de sorprenderle. Yo me quedé flipando, literalmente. No podía dejar de mirar esos dos aritos; incluso me entraron ganas de tirar de ellos. Nunca antes había visto a alguien que los llevara de esa manera. Alucinaba.

Lorena se echaba una colonia de coco capaz de perfumar una habitación entera. De hecho, yo era capaz de olerla a varios metros de distancia. Me explicaba los problemas de Matemáticas con dibujitos, y se inventaba enunciados graciosos para que la materia se me hiciera más amena. Incluso me grabó un par de CDs que me regaló muy alegremente. De hecho, justo antes de las vacaciones de Navidad me dió un paquete que me pidió expresamente que no abriera hasta el día de Reyes, y así lo hice. Lo que había en su interior era una colonia que estaba de moda por aquel entonces, la Mío Amichi. Venía con una muñequita de peluche que aún a día de hoy conservo orgullosamente en una de las estanterías de mi habitación.

 

Sin embargo, Lorena y yo teníamos un problema: nos llevábamos tan bien que éramos capaces de perder el tiempo de clase hablando de mil y una tonterías. Tras un buen rato de charla, a ella le entraba la vena responsable y me llamaba al orden. Al fin y al cabo,  cobraba por horas. Pero mira qué era divertido iniciar una conversación con ella y reírnos de cosas absurdas...

Una tarde, cayó un buen chaparrón y llegó totalmente empapada a mi casa. La pobre se había arriesgado a venir a darme clase aún a riesgo de pillar un buen resfriado. Aún recuerdo sus vaqueros chorreando, su flequillo despeinado y el ajetreo de mi madre mientras buscaba un par de toallas para que se secara. 

Cuando llegó el mes de mayo, Lorena dejó de darme clases porque no era capaz de compaginarlo con sus exámenes. Lloré un poquito, tengo que reconocerlo. Le había tomado mucho cariño. Prometimos volver a vernos, pero no volvimos a hacerlo. A día de hoy me pregunto si no la habré vuelto a ver alguna vez por la calle. Puede que se haya cambiado de look nuevamente y no la haya reconocido. ¿Habrá terminado la carrera? ¿Seguirá con Antonio? ¿Qué fue de los pearcings? ¿Cómo será ahora...?

Lorena, si por una de esas casualidades sorprendentes de la vida me lees, que sepas que siento una curiosidad tremenda por saber cómo te va y que siempre te he guardado un gran cariño. Bueno, lo del cariño ya lo sabías antes de irte. Lo que nunca llegaste a saber es que aprobé el final de Matemáticas con un diez.

¡Hasta pronto!

lunes, 25 de marzo de 2013

Hace diez años...

Sí señores, aquí estoy, a la 1:08 de la mañana frente al ordenador, escuchando nada más y nada menos que a Fran Perea. Para esto hemos quedado. Pero claro, ves un enlace acompañado de una frase melancólica en Facebook, pinchas, y dejas la música de fondo, por eso de recordar. Y que conste que yo era de las que veían Los Serrano, compraban la Super Pop y la Bravo, llevaban pantalones de campana y todas esas cosas que se llevaban en los 2000s. Puestos a sacar trapos sucios, hasta diré que llegué a ver Rebelde Way. Qué pena más grande de pre-adolescencia... ¡Y que conste que no era una de esas chonis del Choni Award de Mandarica! Realmente no era ni choni, ni pija, ni emo, ni nada de eso. Nunca me ha gustado etiquetar a la gente; pienso que cada uno es como es, sin necesidad de ser encasillado.

Rambla de Almería, mi escenario de ayer y hoy
Pero, ¿qué tal si retrocedemos atrás en el tiempo? Concretamente diez añitos de nada. Y es que me puse a pensarlo el otro día. Ya han pasado diez años desde aquel 2003 que tanto me marcó. Yo tenía nueve años. En pocos meses murió mi abuelo paterno, mi abuela vino a vivir con nosotros, conocí a mi primer novio de la infancia (se llamaba Paco) e hice la Primera Comunión. Todo muy rápido. El país andaba un poco conmocionado por las noticias que llegaban de la guerra de Irak, al mismo tiempo que no le quitábamos el ojo a las peripecias de Alonso en la Fórmula 1. Las niñas de mi clase alucinaban con las lecturas de dudosa procedencia de la Nuevo Vale, y yo andaba a caballo entre los juegos con Barbies y el despertar de la curiosidad propia de una niña que ya no es tan niña. Porque no sé si lo he comentado en una ocasión, pero yo comencé a espabilarme a una edad muy temprana. 

Recuerdo que en aquel 2003 Beth nos representó en Eurovisión. Sí, Beth, esa chica catalana con rastas que tenía un videoclip con la Sagrada Familia de fondo. No cantaba mal la muchacha aquel "dime qué es lo que puedo hacer, cómo te puedo tener en mi vida", pero su voz nunca llegó a convencerme. Hace ya bastante tiempo que dejé de creer en Eurovisión y no he vuelto a saber nada de la tal Beth, pero me gusta recordar aquellos momentos.

Recuerdo que por aquel entonces me dió por entregarme al noble arte de la crianza de caracoles. Qué asco, por Dios. Mi padre los traía de un descampado cercano a su lugar de trabajo, y yo los mantenía en unas latitas con agujeros, bien provistas de lechuga, agua y demás verdurajos. Tenían el patio perdido. Yo los colocaba sobre la repisa, ponía mi CD de Operación Triunfo en el cassette de la cocina y me sentaba a dibujar junto a mis caracoles, hasta que un buen día mi madre decidió darles pasaporte y los dejó escapar. No los eché demasiado de menos, os lo puedo asegurar.  Supongo que estaba empezando a cansarme de cuidar a unos bichos sin gracia alguna. O al menos eso era lo que a mí me parecía.

También recuerdo las tardes en el parque de aquel 2003. Mis amigas y yo solíamos jugar al Gran Prix, el mítico programa de la tele que echaban todos los veranos en la 1. Antes de llegar al parque compraba chicles de menta y hierbabuena con mi abuela, que le gustaban mucho. Hay que ver lo que disfrutábamos las dos de esas tardes juntas.

Por aquel entonces se me daban fatal las matemáticas y mi madre me puso como profesor particular al vecino de enfrente, que estaba estudiando Económicas y le cobraba un pastón por una horita de clase. Yo le llamaba "el de las tazas", porque siempre ponía el mismo ejemplo para explicarme el tema de las fracciones. Ahora se ha casado con una mexicana y vive en Madrid. Espero que haya superado su fobia a las tazas que se han llenado a un tercio de su capacidad.

Parece mentira que ya hayan pasado diez años de todo aquello, pero me gusta recordar todos esos momentos con alegría. Últimamente estoy pasando por una racha un poco difícil y mañana operan a mi tío, pero sé que saldrá bien. Sólo quería volver a sonreír con los recuerdos de aquella época tan tonta e inocente. Y sí, os prometo que nunca más me dedicaré a la cría de caracoles en cautividad jajajaja

Y vosotros, ¿cómo érais hace diez años?

Un besazo. Y sonreíd, que sois estupendos.

Mar

jueves, 21 de marzo de 2013

Amigo (Día Mundial de la Poesía)


Hoy, 21 de Marzo, se celebra el Día Mundial de la Poesía. Yo he querido hacer mi aportación personal con este poema, 'Amigo', dedicado a todas aquellas personas tan especiales que ya no caminan junto a nosotros pero que nos dejaron grandes recuerdos difíciles de borrar.





AMIGO

Amigo,
qué dulce fue compartir contigo
la sinceridad de una sonrisa,
la calidez de un abrazo.
fue especial tenerte a mi lado,
caminar juntos sin prisa,
compartir secretos sin rechazo.

Y ahora pasan los años
y te siento lejano, ausente, sin rumbo.
¿Qué nos pasó?
¿Por qué ya no me buscas?
¿Por qué no caminas conmigo?

Ven,
siéntate a mi lado,
mírame a los ojos,
juntemos nuestras manos.
Cuéntame,
olvidemos los rencores,
desnudemos nuestras dudas,
que somos como hermanos.

Amigo,
te llamo sin descanso
y no me respondes.
Te has ido a dibujar otro mañana,
has partido sin mi abrigo.
Aquí sola me has dejado,
amparada en los recuerdos
de hace pocos años.
Amigo, amigo.
Qué triste suena tu nombre
cuando lo grito al pasado.
Mi amigo de siempre,
¡camina!, ¡camina!

Camina,
aunque no estés a mi lado.


miércoles, 20 de marzo de 2013

M y la alegría

Hay personas que pueden llegar a decepcionarte tanto que no se merecen ni que les dediques el más mínimo pensamiento. Quizás M pertenezca a ese grupo de personas que merecen ser olvidadas, pero en el fondo quiero creer que no es así. Hoy me apetece recordarla un poco, sólo un poco.

M no era la mejor amiga que se pueda tener, está claro. Éramos tan diferentes que a veces me pregunto cómo era posible que nos aguantáramos durante tanto tiempo. Sin embargo, no todo era malo. M era de esas personas que entraban en una habitación y le contagiaban su alegría y "salero" hasta a los muebles. Era fan de la copla, del flamenco, de Isabel Pantoja, de la Húngara y demás, algo que no tenía nada que ver conmigo. Le encantaba el color rojo, ir a la playa, tomar el sol, la fiesta, el tinto de verano, los perros y las mariquitas. Como estudiante no era nada responsable, pero hacía lo justo y necesario para ir aprobando. Se saltaba las clases con bastante frecuencia, a duras penas llevaba las tareas al día y no tenía interés alguno por las asignaturas, pero más de una vez consiguió un siete en un examen estudiando el día anterior. M tenía unos ojos verdes muy bonitos, quizás lo más atractivo de ella. Se ponía colorada tras media hora al sol y se bronceaba con una facilidad pasmosa. Le encantaba comprarse zapatos, detestaba los perfumes dulzones y adoraba la tortilla de patatas de su madre. La casa de sus abuelos era su paraíso particular, y a menudo subía a la Alcazaba de Almería, cosa que le gustaba mucho. 




A M le encantaba hablar y hablar, pero a duras penas escuchaba. Era el alma de cualquier fiesta, pero hablar con ella de cuestiones importantes era difícil. M se aprovechaba de mí, que era bastante estudiosa, y me robaba los apuntes. No entendía que fuera capaz de entrar a todas las clases, ni que en ese momento de mi vida no estuvieran las cosas como para que me fuera de fiesta por ahí. Yo, que en ese momento no me había espabilado del todo, tampoco entendía que ella, que estaba libre de preocupaciones y ataduras, tuviera las ganas de divertirse propias de una chica joven. Mis circunstancias eran muy diferentes a las suyas, por desgracia.

Tenía un ritmo y una vitalidad que contrastaban fuertemente con la tristeza y la apatía que yo sentía en aquella época, pero conseguía contagiarme algo de ese buen rollo. Era capaz de arrastrarme a la calle cuando estaba triste. Era capaz hasta de hacer la idiotez más grande con tal de verme reir.

M detestaba leer y no tenía la afición de escribir. Tampoco le gustaba el cine. Discutíamos tan a menudo, que mucha gente se creía que éramos enemigas a muerte. Podíamos pasarnos horas y horas picándonos la una a la otra:

-Te he dicho que no es así.
-Y yo te he dicho que sí, ¿por qué no me haces caso?
-Pero mira que eres cabezona. ¿Quieres hacer el favor de darte cuenta de una vez?
-Pero si está todo muy claro; eres tú la que no se entera.

Y así durante un buen rato.

M odiaba el inglés, aunque se llevaba un poco mejor con el francés. No soportaba la música clásica, pero estudiar historia o matemáticas no se le hacía tan cuesta arriba como otras cosas. Se llevaba bien con casi todo el mundo, y sonreía siempre por eso de no darles el gusto a quienes la criticaban de verla mal. Le gustaba cuidar de sus amigos y llevar la voz cantante. Se lo pasaba bomba haciéndoles ahogadillas a los demás en la playa, y se llevó más de una torta por utilizar la arena a modo de proyectil. Y tantas y tantas cosas más... podría escribir un libro entero sobre ella.

¿Por qué cuento todo esto? Porque M ya no es mi amiga. Hasta hace muy pocos meses lo era, pero ella ha tomado una decisión que ha condicionado totalmente su vida y su forma de pensar. M ya no es como la chica que yo he descrito; ha cambiado a peor. Y, sinceramente, yo ya no quiero nada con ella. Tan sólo espero que le vaya bien, nada más.

Sin embargo, pese a  lo diferentes que éramos, pese a nuestras peleas, pese a los disgustos, pese a todo, M me dejó muchas cosas buenas. Me enseñó a pasarme las opiniones malintencionadas de los demás por el Arco del Triunfo -ella utilizaba una expresión mucho más vulgar que no voy a poner aquí-, a disfrutar la vida, a vivirla con alegría, a no preocuparme en exceso por los problemas, a reírme de mí misma, a sonreír en los momentos difíciles. Y aunque la amistad que tuvimos se haya roto por las circunstancias de la vida, supongo que el tiempo se encargará de borrar de mi mente los malos momentos que pasamos juntas, dejándome tan sólo un recuerdo increible de los buenos momentos que hubo entre nosotras. De hecho, una de las primeras personas de las que me acordaré al pensar en mi etapa en el instituto será ella.



M, si tuviera aquí al ladito un tinto de verano brindaría por tí, o por la M alegre y despreocupada de aquella época. Que te vaya bien, muchacha.


¡Hasta pronto!

lunes, 18 de marzo de 2013

Así estoy yo (Continuación)

Inspirado en Así estoy yo sin ti, de Sabina . Es la respuesta de la otra parte de la pareja a los sentimientos del otro. Me gusta inventar segundas partes de poemas y canciones, darles mi toque personal, concluir la historia como a mí me gustaría que terminase. En este caso, ella asume la situación, se siente mal porque él está sufriendo, pero le pide que se marche. No es una continuación inspirada en una experiencia personal, simplemente los versos han salido solos.

Indudablemente no está a la altura del maestro, Sabina, pero algo tendrá esta canción cuando me ha inspirado después de tanto tiempo sin escribir. Recomiendo que escuchéis la original, que es buenísima.



Lo siento si al marcharte te quedan dudas
Lo cierto es que aún guardo muy dentro heridas de ayer.
Me pesan tus soledades,
Me envenena toda la culpa,
Me asfixian tus manos frías bajo el mantel.

Temía que no me creyeras cuando te hablaba
Me arrepentí de no susurrarte al oído un “quédate”
Y ahora que dices que marchas
con la mirada triste y perdida
Los recuerdos ahogan las penas en  el café.

Así estoy yo,
Así estoy yo,
Así estoy yo sin ti.

Extraña, desorientada y sin salida,
Taciturna y expectante sin ti me hallé,
Las manos pintadas de miedo,
La ropa sucia y raída,
Los ojos inundados de porqués.

Y ahora, en mi soledad, no busco culpables
Tampoco deseo tus besos antes de dormir,
No quiero tus lágrimas mojando las calles,
No quiero tus llaves descansando en la mesa,
Yo sólo quiero que marches y dejar de sufrir.

Así estoy yo,
Así estoy yo,
Así estoy yo sin ti.

domingo, 17 de marzo de 2013

Breve repaso a la cultura cani + Cani Award on the Red



A ver cómo explico yo esto ahora sin que parezca que una tribu urbana de calorrillos me haya absorbido la poca razón que me quedaba. Yo creo que a estas alturas de la película todos sabemos quiénes son los canis, esos seres inquietantes que con pachorra y música reguetonera pueblan las calles, parques y, sobre todo, pubs de nuestras ciudades, pueblos, barriadas y centros de enseñanza. Vamos, que están por casi todos lados. Suelen llevar una vestimenta y ornamentación corporal -cómo decirlo- peculiar, compuesta en su mayoría por piezas de joyería de considerable valor y labrados tales como anillos de imposible filigrana, esclavas con el nombre del enamorado o ligue de la semana grabado, collares, pulseras, etc. Nike es su principal proveedora de prendas de vestir, y suelen gastar considerables litros de gomina y desodorante AXE. Les encantan los tatuajes conmemorativos, como aquellos en los que se inscribe el nombre de tdos los miembros de la familia junto a una fecha significativa. Se han dado casos de algunos que se han llegado a tatuar el nombre del perro, normalmente junto a un tribal, calavera, corazón o, en el peor de los casos, conejito Playboy. Se mueven por doquier, presurosos, balanceándose, en busca de una víctima inocente a la que aturdir con su vocabulario soez e impropio. Y es que vivir en Almería, donde tres cuartas partes de la población está compuesta por canis, es más que suficiente para poder estudiar su comportamiento al milímetro. Yo confieso que a veces me siento un poco choni tras oirles hablar en la panadería, en los semáforos, en los parques. Y que conste que Almería es una ciudad muy bonita donde también hay gente normal, pero esto es lo que hay.  Creo que puedo asegurar sin temor  que podría escribir una enciclopedia sobre el comportamiento cani; sería un éxitazo.

Pues bien, dado mi vasto conocimiento sobre este tema, os podréis imaginar cuál ha sido mi sorpresa al descubrir que Pere, de Cartas a mi futuro yo me ha otorgado un premio cani. Resulta que Mandarica, una muchacha muy apañada que para nada es cani, pero que ha tenido a bien impulsar un poco la cultura de esta gente por estos lares, ha impulsado el Cani Award tras su exitosa serie Amor Cani en la Red, que os recomiendo encarecidamente que leáis. Así que nada, vamos a ver qué tenemos qué hacer.

1.- Colocar el logo del galardón en el blog.
2.- Recordar el blog del que es original este premio y enlazarlo.
3.- Contestar a las preguntas del Cani Award on the red: Cani entre canis - 1ª edición
4.- Conceder el premio a entre 3 y 10 blogs enlazando a las entradas que os han inspirado para dar el premio.

And the questions are...

- Ola kase? Eres cani o k ase?
En verdá (ojo, expresión choni muy importante) yo creo que en ocasiones tengo un puntillo cani muy inquietante. Es broma, los que me conocen saben que en el fondo sólo me gusta imitarlos para hacerles reír, pero cuando me da la vena no hay quien me pare. Por cierto, me encanta el "ola k ase".


- ¿Cuál es tu libro de cabecera?
Estoy enfadada conmigo misma, porque últimamente no estoy leyendo nada de nada. Pero hay uno que en su día me gustó mucho, que se llama "Beatriz y los cuerpos celestes". De hecho, tengo una frase de ese libro bajo el banner de la cabecera del blog. Pero, ¿qué hace esta pregunta aquí? ¡Los canis NO leen! jajajaja. Bueno, leen cosas como MooRenNooHh tEe AmMoooOh. Lo sé, os duelen los ojos.

- Un cani, ¿nace o se hace? ¿Requiere mucho esfuerzo?
Pues qué quieres que te diga, he visto muchos casos de gente aparentemente estudiosa, responsable y con gustos bastante clásicos que han terminado haciéndose pendientillos y escuchando reguetón a todo gas. Todo de pende del entorno en el que te muevas.

- ¿Iyo, tiene un euro?
Una vez, cuando tenía once o doce añitos e iba con una amiga por una calle bastante solitaria, se nos acercaron dos chonis que nos pidieron dos euros. ¿Mi reacción? Echar a correr como si no hubiera mañana. Desde entonces, le tengo pánico a ese tipo de preguntas, que siempre se pueden complementar con un "illo, ¿tiene un euro p'a ir a Hogwarts?" (versión Harry Potter).
- En la vida real, ¿cuál es tu parte más cani?
Mi parte más cani sale a la luz en dos momentos muy diferenciados: cuando salgo y ponen música cani, y cuando tengo el día tonto y me da por hacer la choni. Sé que es una forma muy gratuita de traumatizar al personal, por eso me gusta.
- ¿Qué le preguntarías a un cani de verdad?
¿Por qué? ¿Por qué, alma de cántaro...?
- ¿Cuál es tu canción cani preferida?
Pues hay miles y miles, pero la que más recuerdos me trae es esta , recuerdo de un viaje de estudios. A petición de Pere, os hago la advertencia de que este video puede herir vuestra sensibilidad.

Ahora debería darle este galardón tan significativo a unos cuantos blogs cuyas entradas me hayan recordado a la "cultura" cani, pero como es costumbre en mí, prefiero dejar que lo haga quien quiera. Ánimo, todos sabemos que al igual que todos llevamos un niño en nuestro interior, en lo más profundo de nuestro corazón hay un cani o choni que lucha por salir a la luz.

¡Hasta pronto! Noos SuuS VeeEmmMooOsS

Mar.

jueves, 7 de marzo de 2013

Bandas sonoras inspiradoras (mi selección personal)


Conquest of Paradise (Vangelis)

 

Braveheart - For the Love of a Princess

 
 
Titanic - Rose's Theme

 

Titanic - Hymn to the Sea

 

Titanic - My Heart will go on (Celine Dion)


A Small Measure of Peace (Hans Zimmer)
 

 Moulin Rouge - Come What May

 

Moulin Rouge - Your Song

 

La Sirenita - Parte de tu mundo


Pocahontas - Colores en el Viento

 

Anastasia - Una Vez en Diciembre

 

Anastasia - Dime dónde vas


 
Mulán - Voy a hacer todo un hombre de tí


 

Enredados - Por fín ya veo la Luz




El Rey León - El Ciclo sin Fín



Nine - Release

 

Gladiator

 

Chariots of Fire (Vangelis)

 

Rocky - Eye of the Tiger


 

Memorias de África


 

El Diario de Noa


 

The Holiday - Maestro


 

Big Fish


 

The Nightmare Before Christmas - This is Halloween


 

Hocus Pocus - Come Little Children


 

Kung Fu Panda - Oogway Ascends (Hans Zimmer)

 

What is a youth - Romeo y Julieta
 
 

Ghost - Unchained Melody (Righteous Brothers)


 

Billy Elliot - I love to Boogie




Amélie

 Recomendaciones

 

El último mohicano


 

Réquiem por un sueño


 

Cinema Paradiso


 

Juno


 

Eduardo Manostijeras - Ice Dream




 NOTA: esta entrada es editable, iré añadiendo las bandas sonoras que vayáis sugiriendo en los comentarios =)