“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

viernes, 17 de mayo de 2013

Carta al blog

Querido blog:

Sí, ya se qué cara habrás puesto a leer esas palabras. Que sí, que ya sé que le escribo cartas a todo el mundo menos a tí, pero la verdad es que nunca me imaginé haciéndolo. Pero creo que ha llegado el momento, porque tengo varias cosas que decirte.

Cuando te abrí, hace ya casi dos años (que se dice pronto) mi vida era un desastre. Digamos que las cosas no me podían ir peor, para qué nos vamos a andar con rodeos. Y tú lo sabes. Por eso precisamente decidí abrirte. Sé que hay muchos blogueros que empezaron a escribir por los mismos motivos, y la verdad es que no me extraña para nada. Escribir te ayuda a sacar lo que llevas dentro, a ver las cosas desde otra perspectiva. Además, si eso te permite que personas a las que no conoces de nada te lean y comenten, la sensación es incomparable. Y tú lo sabes. Lo sabes.

Te ibas a llamar "Las estrellas que no quisieron ser fugaces", pero el título me pareció demasiado largo, así que decidí cambiarlo por "Canciones de Madrugada". Sabes que soy una noctámbula sin remedio, y que muchas de las entradas que te he escrito han sido en noches de reflexión y dudas. Tengo que reconocer que escribir mis pensamientos me ayudaba a sentirme mejor. Mis problemas seguían ahí, es cierto, pero el hecho de ser capaz de escribir un texto que reflejara cómo me sentía era algo demasiado bueno como para dejarlo.

Decidí llenarte de poemas, canciones, imágenes soñadoras... porque no los había en mi vida. Quería que fueras una ventana abierta a mi mundo, un toque de color en esos días grises que, por desgracia, me tocó vivir desde tan joven. ¿Pero sabes qué? Que los poemas de tristeza y desarraigo dieron tiempo a anécdotas curiosas y disparatadas, y a entradas más amenas y esperanzadoras. Mi vida estaba cambiando, y tú con ella. Parecía que las cosas empezaban a irme un poco mejor, y estaba contenta. 

Sé que no suelo escribir muy a menudo, y que cuando lo hago, no sientes la plenitud de las primeras entradas en los textos. No pienses que ya no los siento como antes; simplemente, estoy en un momento diferente. La inspiración no me visita tan a menudo como me gustaría, y mi imaginación no está en su momento más álgido, tengo que reconocerlo. Supongo que tú también lo habrás notado. ¡Cuántas veces habré pulsado "nueva entrada" y le habré dado a "cerrar" luego de varios intentos que quedaron en nada! Pero tú me conoces, y sabes que jamás publicaría algo de lo que me pudiera arrepentir. Sabes que si por mí fuera me dejaría la piel en cada una de las palabras que escribo, pero últimamente siento que no puedo hacerlo. 

De todas formas, tengo que decirte que, sin lugar a dudas, abrirte fue una gran decisión. Y si lo fue -y lo sigue siendo- es porque me has dado la oportunidad de conocer a personas increíbles que aún desde la distancia, ya forman parte de mi vida, de mi día a día. Personas que merecen la pena, que te animan si estás mal y se alegran como los que más si las cosas te van bien. Personas que no te juzgan -antes te leen- y que comparten pedacitos de sus vidas, que te hacen partícipes de sus historias y experiencias. No te puedes hacer ni la más remota idea de lo que eso significa para mí. No sé qué sería de mí sin ese sevillano que no para de escribir cartas, sin esa muchacha atenta y comprensiva y sus biquiños, sin ese pack 2x1 de hortalizas que me hacen partirme de risa con cada entrada, sin ese par de ojazos que se desvive por Ron y sin ese cinéfilo y amante de la lectura que nos regala reseñas dignas de la mejor prensa. Y hay más, claro que los hay. Pero ellos, especialmente ellos, están ahí. Y lo valen.

Querido blog, no quiero despedirme sin pedirte disculpas por mis laaaaargas ausencias, por los intentos fallidos de cambio de diseño, por esas reseñas de pelis y libros que luego quedaron en nada, por esas temporadas en las que no estoy bien y me cuesta responder a los comentarios... ¿Pero sabes qué? Que escribir es algo que forma parte de mí, y lo pienso seguir intentando. Y sé que no me vas a cerrar las puertas por más que me cueste hacerlo. No te preocupes, que como cada noche, yo estaré aquí para seguir trayéndote tus canciones de madrugada. Dame una oportunidad.

Un beso.


Mar.