“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

martes, 16 de agosto de 2011

¡Cine!


Pocas cosas hay en este mundo más maravillosas que el cine. Historias que nos transportan a cualquier lugar del mundo, a épocas pasadas o a los más íntimos pensamientos de sus protagonistas, bandas sonoras que acarician los sentidos de los espectadores y los ponen en situación, amores imposibles que luchan por prosperar, efectos especiales que suscitan la admiracíón del espectador... sí, es la magia del cine.

Es en el cine donde se materializa todo aquello que procede de la imaginación de unos guionistas, donde todo es posible. No existen  barreras ni límites. Fantasía y realidad se dan la mano para traspasar las pantallas y llegar más allá del celuloide. El séptimo arte despierta nuestros sentidos y relega nuestros problemas cotidianos a un segundo puesto. Y es que un verdadero amante del cine disfruta incluso con los créditos del filme que se dispone a ver.

Películas... hay muchas. Pero todas, absolutamente todas, tienen algo en común que las hace especiales: son obras que pretenden llegar más allá de un guión, que quieren llegar al espectador, y cada una tiene una serie de elementos que las hacen únicas para alcanzar su propósito.

Sí, me gusta el cine. Me gusta el cine porque me gusta soñar, y aún a través de una pantalla, puedo ver durante aproximadamente dos horas cómo se materializan todos mis deseos.