“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

lunes, 10 de febrero de 2014

De regreso

Volví.

Parece que, una vez más, los exámenes no pudieron conmigo, aunque mucho me temo que en esta ocasión mi esfuerzo no será recompensado como, humildemente, creo que merece. Es dura y desconocida la vida del estudiante entregado. Más allá de las ojeras en el rostro y los callos en las manos, se esconde un espíritu de superación que no siempre es valorado como debiera. Pero sabes, o al menos quieres creer, que aunque muchos no saben apreciar tus sacrificios, el hecho de haber podido demostrarte a ti misma una vez más que puedes hacerle frente a cualquier dificultad es la mejor recompensa. Me he demostrado tantas cosas en los últimos meses que poco me importan las opiniones de los demás.

A unas semanas de entrar en la veintena, me siento sorprendida ante lo rápido que pasa el tiempo. Ayer escribía mis primeras palabras sobre la mesa del cuarto de mi abuelo; hoy estoy en la universidad, imbuida con demasiada precocidad en los avatares de la vida adulta. Pero no me quejo, soy feliz. Feliz pese a todo, y pese a todos.

La vida es cambio y avance, fugacidad y lucha. Y yo he decidido hacer de mis palabras un arte.

Gracias por los ánimos, por las palabras de apoyo, por estar. Por todo.



Buenas noches, mundo. Es la hora de los valientes.