¡Sería tan fácil saltar,
lanzarme al vacío,
y desprenderme
de lo que he visto y vivido...!
Encontré mi inspiración
donde tú perdiste el ingenio,
donde vaciaste la maleta,
donde olvidaste el corazón...
y ahora juego a inventar finales
para nuestras historias incompletas.
Yo no salto.
Temo al vacío.
Soledad y desarraigo son mi condena;
las aguas ya no me mojan,
el fuego ya no me quema,
la luna ya no me alumbra,
el sol no me calienta.
Espero asomada al abismo
a que baje la marea.