“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

miércoles, 19 de septiembre de 2012

La vista atrás

Hoy he pasado por mi instituto (porque siempre será mío de alguna manera) a la hora del recreo para vender unos libros y pasar un ratito con una profesora a la que quiero mucho. Estando allí, he saludado a algunas personas con las que he pasado buenos momentos y he hecho un repaso mental de los seis años que he estado en este centro. Parece mentira que ya haya pasado tanto tiempo, que quede tan lejos aquel 15 de septiembre del 2006 en el que todo comenzó, pero así es. 

La experiencia en general es positiva, pero el tiempo me ayudará a verlo todo con más tranquilidad. Si hay algo que tengo claro es que quiero quedarme con los mejores momentos de este capítulo de mi vida y desterrar los malos para siempre, porque no me van a aportar nada nuevo de ahora en adelante. Mientras tomábamos un café, una de las profesoras que estaban por allí me ha deseado suerte para la universidad y me ha comentado que allí todo será diferente, que podré conectar con gente que me entienda y sentirme más a gusto con lo que haga. Nunca en mi vida he deseado con tanta intensidad que unas palabras se conviertan en una realidad. Soy optimista y creo que a partir de ahora todo va a ir mejor, pero también necesito que la suerte se ponga de mi lado y no me abandone.

Estos seis años en el Celia Viñas han sido un aprendizaje en todos los sentidos. No sólo he aprendido Lengua o Historia, sino también a vivir, a diferenciar lo importante de lo insignificante y a valorar a las personas que realmente merecen la pena. El instituto no es sino un reflejo de la vida misma; un lugar en el que hay gente agradable y gente desagradable, graciosos de turno y gente más comprometida con lo que hace. En cualquier caso, necesito un cambio. Necesito conocer gente diferente y ampliar mis horizontes. Sé que esta vez las cosas van a salir bien; lo siento y también lo necesito.

 Me llevo en la mochila seis años de alegrías y lágrimas, de personas que me han ayudado cuando lo he necesitado, el recuerdo de unos profesores maravillosos que nos han hecho sufrir bastante pero que también nos han enseñado miles de cosas aplicables a nuestras vidas, y también me llevo la certeza de haber sido siempre yo misma siguiendo mis convicciones. Eso no lo cambio por nada del mundo.

Tras mi breve visita de esta mañana, me he quedado un ratito frente a la puerta, observando a los nuevos alumnos que subían las escaleras después del recreo. A algunos los conocía; otros son recién llegados. Son nuevas generaciones de "celiaviñeros" que vivirán en ese centro miles de experiencias que algún día recordarán con cariño. Ellos escriben ahora su particular historia dentro del instituto; yo ya hice lo mismo con la mía. Pero, sin lugar a dudas, la prueba más evidente de que siempre guardaré un buen recuerdo del instituto a pesar de todo es que mientras esos chavales subían a clase con sus mochilas cargadas de libros nuevos o de segunda mano, he visto también un reflejo de mí misma subiendo las escaleras con ellos, acudiendo a la llamada del timbre como años atras, con los ojos cargados de sueño y mis amigas a mi lado, muertas de risa tras el recreo o quejándose de los exámenes... y he sonreído.

¿Y tú? ¿Qué recuerdos conservas de tu etapa de estudiante? ¿Vas a comenzar una nueva etapa de tu vida?