“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

domingo, 3 de junio de 2012

Logros, graduaciones y despedidas

Hi there! Ya estoy aquí de nuevo, aunque no oficialmente del todo, porque me queda la dichosa Selectividad, pero bueno, lo peor ya pasó.
La verdad es que esta última semana ha sido de grandes contrastes. He llorado de tristeza e impotencia, pero también de alegría y satisfacción. La tristeza se debe a la pérdida repentina de mi profesor, de la que ya hablé, y la alegría... la alegría se debe a algo muy fuerte por lo que he luchado muy duramente durante los seis años que llevo en el instituto y especialmente durante este último: ¡¡¡Me han concedido la Matrícula de Honor!!! No me lo podía creer cuando vi mi nombre en el tablón junto al resto de matrículas. ¡Es que es muy fuerte! La emoción pudo conmigo, y las lágrimas no tardaron en llegar. Fue uno de los momentos más felices de mi vida, sin duda. 
He peleado con uñas y dientes por este logro, he renunciado a miles de cosas y me he consagrado en cuerpo y alma al estudio, pero ahora sé que ha merecido la pena todo mi esfuerzo. Es una sensación increíble, y desde aquí me gustaría animar a todo el mundo a luchar por sus sueños y no rendirse nunca. He tenido motivos más que de sobra para tirar la toalla en más de una ocasión, pero gracias al apoyo de mi familia, amigos y profesores he logrado salir adelante. GRACIAS a ellos y también a los que me habéis animado en este blog :) No sabéis las ganas de continuar que me habéis inyectado en más de una ocasión. Además, el hecho de haber sacado una media de diez en un curso en el que me han pasado tantas cosas malas hace que me alegre al recordar todas aquellas ocasiones en las que me sequé las lágrimas y seguí. Si yo puedo, todo el que se lo proponga también podrá, ¡estoy segura!. Ya no importan los comentarios malintencionados ni las envidias. El camino a recorrer ha sido duro, pero he obtenido la recompensa. Me quedo con los mejores momentos de estos seis años, con el orgullo de haber estudiado en el mejor instituto de Almería, con grandes amigos y profesores inolvidables. Dejo allí un trocito de mí, una parte de mi vida que jamás olvidaré. Ha sido un gran aprendizaje en todos los sentidos.

Bueno... y ahora la parte festiva, jeje. Ayer fue la Graduación, ¡por fín! Llegamos todos al instituto guapísimos, las chicas con vestido y tacón; los chicos con traje y corbata. ¡Aquello parecía un desfile de modelos!



 Tras los nervios iniciales, avanzamos en parejas por el centro del patio mientras nuestros familiares y amigos nos aplaudían y sonreían, y sonaba el Canon de Pachelbel. Ese fue quizás el momento más increíble de todos, aunque hubo muchos más. A continuación, el director refirió unas emotivas palabras en recuerdo a nuestro profesor fallecido y se efectuó un minuto de silencio tan importante como necesario en el que a todos se nos encogió un poquito el corazón. Sin embargo, aquel era un día alegre, y unos compañeros comenzaron a leer un discurso en representación de todos los alumnos con el que nos sentimos muy identificados, nos reímos y también nos emocionamos. Seguidamente, el director y una representante del AMPA dijeron unas palabras, y una alumna del nocturno también se dirigió al público acompañada por su marido para dar un breve pero emocionante discurso alabando al centro y a sus profesores, y dando cuenta de lo duro que es estudiar siendo ya adulto y teniendo que ocuparte de tu casa y de tu propia vida. Fue muy emocionante. Y luego...


CHA CHA CHAAAAAN... la imposición de escudos de plata del centro a las Matrículas de Honor. ¡Ay, Dios mío, qué nervios pasé! Nombraron primero a una de mis compañeras de clase, pero lo que no me esperaba para nada es que a continuación me fueran a nombrar a mí. Me puse nerviosísima, me empezaron a temblar las piernas y al comenzar a andar se me salió un poquito el tacón. Pensé "tierra trágame" y me quedé paralizada por un segundo, pero afortunadamente nadie se dio cuenta. Avancé como pude hasta el escenario, y allí me tranquilicé. El director me puso el escudo (un pin) en el vestido, me dio dos besos y yo lancé con la mano un espontáneo beso a mis familiares y amigos, sentados en el patio de butacas.

Un momento inolvidable

 A continuación, le pusieron la insignia a más compañeros y comenzaron con la imposición de becas, así que me tocó por segunda vez. Al director se le había olvidado darme la cajita en la que venía el escudo cuando subí por primera vez, así que aproveché la segunda subida para cogerla. Debido al fallecimiento de F.A., Nandi no pudo venir a ponerme la beca, aunque la tuve presente en todo momento, así que lo hizo mi profesor de Historia de España, que figuraba como segunda opción en mi mente. Me susurró al oído "esto va por Nandi", me impuso la beca y me dio dos besos. Fue emotivo e inolvidable.

Momento de la imposición de la beca
 
Cuando terminó la imposición de becas, nos hicimos un montón de fotos con los profesores, que se mostraron en todo momento muy cariñosos y cercanos a nosotros. Desde luego, me llevo un recuerdo inolvidable de todos ellos. No exagero para nada  si digo que son unos de los grandes profesores que existen en este país, para nada. Son grandes profesores y, sobre todo, grandes personas. Todos los alumnos del Celia Viñas les debemos mucho. Tampoco olvidaré a mis amigos y esos recreos en los que hemos compartido tantas cosas y que tanto extrañaré.

Orgullosamente celiaviñera :)

Más tarde, me fui con mis amigos a cenar al Foster´s Hollywood (el presupuesto no llegaba para la cena en el Gran Hotel ni para la fiesta en el Bribón de la Habana, pero lo pasamos bien) y nos tomamos algo en Caramelo y Cartabón. No fue el desfase del siglo, pero estuvimos agusto y nos divertimos. Fue, en definitiva, un día inolvidable, ensombrado por las circunstancias de la vida (dicen que la felicidad nunca es completa), pero muy, muy feliz. El mejor regalo fue la recompensa a mi esfuerzo y tener a mi lado a mi familia, amigos y profesores. Lo recordaré siempre con mucho cariño.

Aquí dejo una parte de mi. Me voy feliz y orgullosa.