“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

viernes, 2 de septiembre de 2011

Yo quiero vivir del aire

A menudo -sobre todo cuando tienes diecisiete años y vas a pasar a Segundo de Bachillerato-, la gente suele preguntarte qué piensas estudiar. Y ojo, porque en situaciones así nos encontramos ante una pregunta inocente de difícil respuesta. Unas veces nos preguntan por interés, otrás por educación, y otras muchas por tratarse del tema más recurrente para entablar conversación con un adolescente.

 Lo cierto es que, al menos en mi caso, muchas veces no sabes qué responder cuando te formulan esta pregunta, y no será porque no hayas pensado en ello. De hecho, este tema me trae de cabeza desde hace bastante tiempo. No sé qué quiero hacer con mi vida. ¿Por qué nos vemos obligados a escoger un camino, una sola opción para comenzar a construir nuestro futuro? Me gustan los idiomas, me encanta leer y escribir, me apasiona la historia, disfruto ayudando a los demás... sí, puede que haya alguna carrera de acuerdo a este perfil. O quizás no exista. O qué sé yo.

Cansada de visitar una y otra vez páginas web de orientación de diversas universidades, me dispuse a tomarme las cosas con calma y esperar a que el tiempo decidiera. Esperaba que la carrera de mis sueños apareciera ante mí de un momento a otro, pero no ha sido así. ¿Qué voy a hacer con mi vida? ¿A qué me voy a dedicar? ¿Terminaré desempeñando un trabajo triste y aburrido? ¿Caeré en la rutina? ¿Me arrepentiré de mis decisiones pasadas...? Son tantas las preguntas que a veces prefiero aparcar el tema y esperar el devenir de los acontecimientos.

Consejos me han dado muchos. "Todavía es pronto para pensar en ello". "Debes hacer lo que realmente te guste". "No te agobies con este tema". Y mi favorito: "piensa en que también debe tener salida profesional..."
Me cansan todos ellos. Sé que me los dan con las mejores intenciones, y de veras que los agradezco... pero continuo confusa, ofuscada y hasta las narices de Bolonia, de PAU, de notas de corte, de salidas profesionales, de posibles oposiciones, de nivel de idiomas y de la madre que los parió a todos.

¿Por qué no nos centramos realmente en averiguar qué es lo que realmente queremos hacer sin que todos estos factores sean tan determinantes? Sí, ya sé que soy una soñadora. A veces creo que "lo flipo" demasiado, como dicen muchos. Y pienso estas cosas especialmente cuando hago comentarios del tipo "el sueldo no es lo que me interesa realmente, lo que quiero es ser feliz con mi trabajo, hacer algo que ayude a los demás, que sea digno de recordar...". Y entonces, siempre hay alguien que me mira de reojo, profiere una media sonrisa bastante irónica y me dice con cierto desdén: "¿y entonces de qué vas a vivir? ¿del aire...?".

 Sí, yo quiero vivir del aire. Soy una revolucionaria de mi tiempo. Me importan un carajo los sueldos y el qué dirán. Yo quiero vivir del aire, pero no de un aire cualquiera, sino de un aire que me motive para levantarme cada mañana y hacer lo que realmente me gusta. Un pensamiento muy utópico, ya lo sé. Siempre habrá una lista de la compra y varias facturas que me devolverán a la realidad. Y entonces, puede que me sorprenda a mi misma releyendo estas palabras, arrepentida por no haber hecho lo que yo realmente quería hacer, aquello con lo que yo soñaba. Y entonces, sólo entonces, puede que yo también profiera una media sonrisa irónica al terminar de leer esta frase.