“En la oscuridad puedo colgar en las paredes de mi mente lienzos de colores, en la soledad puedo ver quién soy bajo la piel"
Beatriz y los cuerpos celestes

martes, 23 de abril de 2013

Explosión literaria. ¡Feliz Día del Libro!








Ocaso, Manuel Machado


Era un suspiro lánguido y sonoro

la voz del mar aquella tarde... El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.

Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.

Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,




para mi amarga vida fatigada...
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar, y no pensar nada...!





Extracto de la RIMA IV, Bécquer 


No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.





Extracto de Sonata triste para la luna de Granada, de Luís García Montero



Verdes en el cansancio de todas las esquinas
 esta ciudad me mira con tus ojos de musgo,
 me sorprende tranquila de amor
y me provoca.



Oh, mi yo... Oh, vida, Walt Withman 


Oh mi yo, oh vida de sus preguntas 
que vuelven del desfile interminable de los desleales, 
de las ciudades llenas de necios 
¿qué hay de bueno en estas cosas?" 

Respuesta: "Que tú estás aquí, 
que existe la vida y la identidad, 
que prosigue el poderoso drama 

y que tú puedes contribuir con un verso... 
¡que prosigue el poderoso drama 
y que tú puedes contribuir con un verso!



Elegía a Ramón Sijé (fragmento), Miguel Hernández

Volverás a mi huerto y a mi higuera,
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado,
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas,
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero. 


Rayuela (fragmento), Julio Cortázar



" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. "



El Rayo de Luna (fragmento), Gustavo Adolfo Bécquer.

"Y esa mujer, que es hermosa como el más hermoso de mis sueños de adolescente, que piensa como yo pienso, que gusta como yo gusto, que odia lo que yo odio, que es un espíritu humano de mi espíritu, que es el complemento de mi ser, ¿no se ha de sentir conmovida al encontrarme? ¿No ha de amarme como yo la amaré, como la amo ya, con todas las fuerzas de mi vida, con todas las facultades de mi alma?".



Beatriz y los cuerpos celestes (fragmento), Lucía Etxebarría

La angustia, un buque fantasma, se iba hundiendo lentamente en el tiempo cenagoso; aquella angustia ante lo borrado, lo perdido, que se iba posando dentro, como una lluvia interior. En un intento de acallarla me impuse un programa de estudios espartano, y mi rutina diaria transcurría entre una universidad de paredes de piedra cubiertas de musgo y una habitación helada y lóbrega, con la cabeza enterrada entre libros y cuadernos, porque quería llenarme la mente, atiborrarla de datos, bloquear sus salidas con recién aprendidas palabras y sepultar los recuerdos bajo gerundios y participios y citas de Shakespeare, para no pensar en lo que dejaba atrás. 


Avanzarán los días y yo seguiré hundiéndome poco a poco en esta ansia de infinito, en esta inapagable sed de absoluto en la que nada es suficiente. Si por mí fuera, me pasaría el día haciendo el amor, y no sólo porque me guste sino porque es entonces cuando parece que las cosas llegan al límite; cuando, aunque sólo sea por tres segundos, huyo, salgo de mí, me hincho de luz y me aclaro, feliz y sin memoria, prendida en labios inventores de espléndidos engaños. Y entonces me digo que sí, que tiene sentido seguir adelante, a pesar de esta certeza de estar siempre sola. 


Caso real

"Tomé esta foto de hoy en una librería aquí en la ciudad. Este, probablemente, un hombre sin hogar estaba disfrutando de la charca en la buena lectura de un libro al azar de la estantería de la literatura, con cierta dificultad, después de las palabras y poco a poco formando con los labios, murmurando unas pocas sílabas como se... puede ver. En cuestión de minutos dos guardias de seguridad vinieron caminando a toda prisa acompañado por el gerente, lo tomó por el brazo y la llevó a cabo por la fuerza. El señor no respondió, simplemente bajó la cabeza y se fue llorando a la calle. Lo seguí con lástima, y lo vi recostarse contra una pared, se sentó en el suelo y siguió llorando en posición fetal. Creo que esto es realmente algo para compartir".

Yanina Vanesa Arroyo



Porque todos debemos tener acceso a la cultura, sin distinción de clases sociales. 

¡¡¡Feliz Día del Libro!!!