... o el libro que más quebraderos de cabeza me ha dado en toda mi vida.

Y puede que os preguntéis por qué. Pues bien, este es el libro que nos mandaron leer en septiembre para la clase de Introducción a la Historia de la Teoría de la Literatura. Teníamos que hacer un trabajo de documentación del libro muy importante, y cuando digo muy importante, me refiero a que es condición
sine qua non para aprobar la asignatura. Ese es el principal motivo por el que últimamente he estado un poco desconectada del blog. Hoy es la fecha límite para entregarlo, así que nada, allá que he dejado mi pen dirve en conserjería, y que sea lo que dios quiera.
Pero bueno, ¿de qué va el libro? Os dejo un fragmento de lo que he escrito para que os hagáis una idea. Debo decir que no es precisamente mi libro favorito, ni mucho menos uno de los mejores de John Connolly. Sin embargo, esta novela negra ofrece una amplia diversidad de temas y mantiene la intriga hasta el final. Yo le daría, al menos, una oportunidad.
Sinopsis
Voces que susurran es el décimo título de la serie
literaria Charlie Parker del autor
irlandés John Connolly. Ambientada en Maine, Nueva Inglaterra, la novela recrea
una trama policiaca en la que Parker habrá de investigar el supuesto suicidio
de Demien Patchett, un joven soldado que combatió en 2003 en la guerra de Irak.
La investigación se adentrará en un mundo de intrigas en el que nada aparenta
ser lo que es. Las drogas y el tráfico de antigüedades en la frontera entre
Maine y Canadá no tardarán en hacer acto de presencia, pero aún hay algo más.
Voces, misterios sin resolver, individuos que actúan impulsados por un
propósito oscuro que les llevará a transgredir los límites entre la vida y la
muerte, entre el bien y el mal. Y sobre todos ellos, una espesa oscuridad que
envuelve un espacio repleto de susurros suplicantes y recuerdos amargos.
Opinión Personal
Bajo el título de Voces
que susurran, el irlandés John Connolly recrea una trama policiaca
protagonizada nuevamente por el detective Charlie Parker. La novela,
ampliamente valorada por ciertos sectores de la crítica, reúne algunas de las
características esenciales de la novela negra, destacando entre todas ellas como
la más significativa la presencia de un argumento sólido e intrigante en torno
al cual se suceden una serie de historias paralelas repletas de personajes que
transgreden los límites de la ley, que obedecen a sus más bajos instintos y que
incluso están relacionados con las fuerzas del mal.
El planteamiento inicial de Connolly en relación a esta
novela es más que aceptable: la investigación del suicidio de Demien Patchett,
que llevará a Parker a relacionarse con individuos que trafican con drogas y
antigüedades en la frontera entre Maine y Canadá y a descubrir una misteriosa
caja que no aguardará en su interior otra cosa que espíritus malignos capaces
de inducir al ser humano a llevar a cabo las mayores atrocidades. Sin embargo,
el gran error de Connolly no reside en este planteamiento, sino en su
ejecución. La narración es presentada en
ocasiones como una especie de puzzle literario conformado por varias piezas que
el lector espera que en algún momento del relato se relacionen unas con otras,
frustrándose esta expectativa al llegar al final del libro, que deja diversos
cabos sueltos, destacando como el más significativo el hecho de que nunca se
produce un encuentro final entre Charlie Parker y Benjamin Patchett en el que
se dé por cerrado el caso de Demien.
Por otro lado, Connolly realiza de
forma verosímil la simbiosis entre la realidad y los sucesos paranormales, de
forma que la aparición de éstos resulta creíble a pesar de producirse
mayoritariamente en los últimos capítulos de la obra. Personajes como El Coleccionista,
que representa las fuerzas oscuras del mal, o Herodes, que actúa bajo las
órdenes de El Capitán, dotan a la narración de esos elementos sobrenaturales
tan defendidos por el propio autor y, sin embargo, tan infravalorados en
ocasiones por la crítica. Digamos que es la incursión en esta trama de seres
malignos y fantasmagóricos es uno de los puntos clave de la historia, lo que
verdaderamente suscita la atención del lector y le invita a seguir leyendo.
La estructuración de los personajes es notable, pero Charlie
Parker, pese a ser el protagonista, se ve prácticamente relegado a un segundo
puesto, como si de un personaje periférico se tratara (palabras del propio
Connolly). Sabemos que en otros títulos de la colección se da una descripción
pormenorizada del detective, al igual que se relatan sus antecedentes
familiares y se profundiza en su personalidad, en sus miedos, en su afán de
venganza y, en definitiva, en su forma de ver la vida. Sin embargo, no sucede
lo mismo en Voces que susurran.
Parker analiza ciertas situaciones, las debate interiormente y las observa
cautelosamente haciendo gala de sus dotes detectivescas, pero el lector que se
enfrenta por vez primera a un libro de esta serie desconoce muchos detalles de
este personaje y se siente un tanto desorientado. Recibe pinceladas de lo que
ha sido su vida hasta ahora: el asesinato de su mujer y su hija, la verdad
sobre el suicidio de su padre, el rechazo de sus compañeros tras llevar a cabo
sus planes de venganza, su relación con Rachel y posterior divorcio, etc. Sin
embargo, en esta ocasión Connolly no profundiza en sus sentimientos;
sencillamente pasan desapercibidos durante gran parte de la novela. Prefiere
dar prioridad a otros personajes como Joel Tobías o Herodes, éste último, de
gran contenido psicológico. Es interesante que, en mayor o menor medida, todos
se vean amenazados por el sentimiento de culpa, por ese afán por redimir sus
pecados o pensárselo dos veces antes de cometerlos. Como podemos comprobar, la
compasión y la culpa van de la mano en esta obra y son los dos rasgos que
consiguen humanizar a personajes que parecen haber perdido cualquier apego por
la vida. Son sentimientos comunes a casi todos ellos, y una de las señas de
identidad de la obra de John Connolly. Anhelan la expiación de sus pecados y
viven permanente atormentados por haberlos cometido. Son asesinos con moral y
principios, pecadores que se rigen por un estricto código ético. Y, por encima
de todos ellos, el Mal en estado puro personificado en la figura de El Capitán.
Los demás personajes están plagados de matices que, ni les convierten en seres
nobles y de buen corazón, ni en los más pérfidos villanos sin escrúpulos.
El lenguaje utilizado en la novela es
coloquial, exento en su mayoría de tecnicismos o formas retóricas. Connolly se
aproxima al lenguaje de la calle, y pone en boca de muchos personajes expresiones
vulgares y palabras malsonantes. Recordemos que lo que el autor pretende es
ambientar la novela en un entorno urbano, con todo lo que ello implica. Sin
embargo, Connolly cambia de registro en ciertos fragmentos de la novela en los
que utiliza un lenguaje más poético y cuidado, clara influencia de J. Lee
Burke (...).
Uno de los mayores
logros de la novela reside en las magníficas descripciones físicas y
psicológicas de personajes y ambientes. El autor irlandés recrea un detallado
muestrario de ambientes y pensamientos incapaz de dejar indiferente al lector.
Es entonces, cuando éste siente la humedad de un sótano o el olor putrefacto de
cualquier habitación, cuando verdaderamente empieza a tomar parte activa en la
obra y queda totalmente absorbido por ella. Asimismo, la descripción exhaustiva
de ambientes consiste en un interesante preámbulo de los elementos
sobrenaturales que aparecen en la trama (...)
Un aspecto igualmente importante a tener en cuenta es el
tratamiento que Connolly le da a los temas relativos a la infancia y la
adolescencia (...)
Este tema se hace patente en la
experiencia traumática que vivió Karen Emory, cuando un perturbado –un tal
Clarence Buttle, que no era realmente sino El Capitán con una apariencia
diferente– entró una noche en su habitación. Este individuo también asaltó a
otra niña, Franny Keaton. Aunque en Voces
que susurran Connolly no habla extensamente de Sam, la segunda hija de
Parker, intuimos que en anteriores novelas lo hace de un modo cercano y amable.
Pero, sin lugar a dudas, la piedra angular de la obra de
este autor es el tratamiento de lo sobrenatural. Los asesinos de la obra de
Connolly son esos ángeles rebeldes de Dios expulsados del cielo, individuos que
juraron venganza y que están dispuestos a transgredir cualquier ley moral para
cumplirla (...)
Esta obra es interesante y digna de
pertenecer al género de la novela negra contemporánea por tratar magistralmente
todos los temas que hemos expuesto anteriormente: las drogas, el tráfico de
antigüedades, los malos tratos, el Trastorno de Estrés Postraumático, la
homosexualidad, la vulnerabilidad de los niños y los sentimientos de compasión
y culpa, todo ello mezclado con destreza con ciertos sucesos paranormales que
alterarán la vida de los personajes. Connolly trasplanta los fantasmas
mesopotámicos a los bosques de Maine, encierra secretos milenarios en un
antiquísimo joyero y otorga las llaves del mismo a seres despiadados, a ángeles
negros con apariencia terrenal, a individuos sin escrúpulos ni conciencia. La imaginería de espíritus, entes malignos y
fantasmas que habitan las páginas de Voces
que susurran no son sino un perspicaz recurso extensamente trabajado por
Connolly, la esencia de su obra.
Sin embargo, y pese a contar con todos
los ingredientes necesarios para convertirse en una gran historia, esta novela
decepciona, y lo hace por lo incompleto de su final. Su desenlace deja
demasiados cabos sueltos y concluye con un homenaje a los veteranos de guerra.
El lector se siente perdido al llegar a la mitad de la historia, pues siente
que la aventura, la intriga y el misterio que prometía la obra en un principio
han quedado en nada. Voces que susurranno es la mejor novela de Connolly, ni la más apropiada para iniciarse en la
lectura de la serie detectivesca de Charlie Parker. Es un libro de grandes contrastes;
unas veces ágil y escalofriante y otras, lento y tedioso. El escaso
protagonismo de Parker, el dar por sentado que el lector conoce todos los
detalles de su vida, las continuas apariciones de un obstinado y agresivo Joel
Tobías y la manida leyenda urbana de la aparición de una niña misteriosa restan
calidad al relato. Es una verdadera lástima que Connolly no haya sabido medir
el tiempo de aparición de cada personaje ni finalizar la narración
adecuadamente. El final no es abierto, sino absurdamente incompleto (...).
En definitiva, Voces que susurran plantea un argumento sólido e interesante en el
que se dan cita diversas tramas que no son sino el reflejo de la realidad
contemporánea, historias de misterio, dolor y venganza. Sin embargo, el gran
error de Connolly no reside en el planteamiento de la historia, sino en su
ejecución. La estructura de puzzle de la obra aturde a un lector que espera un
final en el que las piezas sueltas se unan por fín, algo que no llega a
ocurrir, ni siquiera en el caso de lo más relevante. Nos remitimos en este
punto a las palabras del propio Connolly: “no
es la trama lo que más me interesa de mi
obra, sino la psicología de los personajes”. Y es que, pese a dejar varios cabos
sueltos, la historia tiene tanto en las descripciones psicológicas de un amplio
reparto de personajes como en la ambientación espacial ubicada en Maine a su
mayor logro. John Connolly no describe, desnuda la escena, transmite
sentimientos y logra que el lector se estremezca y llegue a compadecerse de
alguien capaz de asesinar a sangre fría. Eso, unido al terror de la guerra de
Iraq y el misticismo de los retazos de la cultura mesopotámica que hallamos en
el libro, hacen de Voces que susurran
una historia sugerente y única y la salvan en gran medida de sus errores de
continuidad y de lo apresurado de su final. Es un relato oscuro, detallista y envolvente.
No es quizás el mejor libro de Connolly, pero sí una obra tan interesante como
necesaria para descubrir una realidad paralela a la nuestra en la que se oyen disparos, lamentos ahogados en la
oscuridad y susurros. Susurros que continuamente piden clemencia y juran
venganza.
Pues no la he leído y, como casi todo lo que huele a "negra", me llama. Especialmente ese componente paranormal que se desprende de la trama, y todas las temáticas por las que discurre. El hecho de que sea más intimista (en el sentido de explorar la psicología de los personajes y demás) no es demasiado negativo siempre que no falle el ritmo, esencial en cualquier novela negra.
ResponderEliminarNo obstante, me quedo algo indeciso. Doy una importancia bastante capital a los finales, y mas en este género. Siempre esperas una vuelta de tuerca, alguna sorpresa o, cuanto menos, un final más contundente. Por lo que comentas, parece que no es así en este caso.
Completísima tu reseña. Si fuera tu profe y ese trabajo se parece en algo a ésto, estás más que aprobada :P
Un besito!
Intuí que te llamaría la atención esta novela porque eres un gran aficionado al género. Como ya he comentado, el final es lo que más decepciona. Me esperaba un giro inesperado, algo que cambiara radicalmente las cosas, y no apareció por ningún lado. De todas formas, según lo que he podido investigar, las otras novelas de John Connolly de la serie Charlie Parker son bastante buenas, así que te recomiendo que les eches un ojo si te apetece.
EliminarGracias por tus palabras, lo que he puesto es un fragmento del trabajo, que es bastante más extenso. Sé que tiene sus fallitos, pero esperemos que el profe lo valore bien.
Un beso! :)
A mí me encanta la novela negra, pero lo de que mezcle cosas paranormales no me hace mucha ilusión. Biquiños!
ResponderEliminarTe entiendo, a mí me ocurre algo parecido. Y fíjate que no son precisamente los sucesos paranormales lo que menos me gusta de esta novela en cuestión, pero lo cierto es que no me ha terminado de llegar como lo hicieron otras.
EliminarMuchas gracias por pasarte :)
Un beso!